La Estrella Brillante de la Resistencia: Un Vistazo a la Vida de la Señora Zainab (P)

La Estrella Brillante de la Resistencia: Un Vistazo a la Vida de la Señora Zainab (P)


La Honorable Señora Zainab (P) fue una figura forjada en el crisol de la fe y la virtud, educada en la casa del Profeta (PBD). Creció en la luminosa atmósfera de la revelación, nutriéndose del ejemplo de su madre Fátima (P) y aprendiendo de la sabiduría de su padre Alí (P). Este artículo se adentra en algunos de los innumerables milagros y virtudes que adornaron la vida de esta noble dama.‌

La Honorable Señora Zainab (P), nacida el quin to día del mes de Yumada al-Awwal del quin to año de la Hégira, fue una figura forjada en el crisol de la fe y la virtud. Criada en la casa del Profeta (PBD), su educación y formación estuvieron íntimamente ligadas a la figura paterna más sublime. Creció en la luminosa atmósfera de la revelación, nutriéndose del ejemplo de su madre, Fátima al-Zahra (P), y aprendiendo de la sabiduría de su padre, el Príncipe de los Creyentes, Ali (P). (1)

Su convivencia con los Imames Infalibles (P), le confirió una posición elevada tanto en conocimiento como en virtudes espirituales, transformándola en un modelo perdurable para la humanidad. Este artículo se adentra en algunas de las innumerables virtudes que adornaron la vida de esta noble dama.

 

Su Nacimiento

El quin to día de Yumada al-Awwal del año 5 o 6 de la Hégira, la primera nieta del Profeta Muhammad abrió sus ojos al mundo. La noticia del nacimiento de la amada niña llegó al Mensajero de Dios (PBD). Movido por el amor, el Mensajero (PBD) se dirigió a la casa de su hija, Fátima Zahra (P). Al llegar, le dijo: "Hija mía, Fátima, tráeme a tu niña para que la vea".

Fátima (P) abrazó a su pequeña contra su pecho, besando sus tiernas mejillas, y luego se la entregó a su venerado padre. El Profeta (PBD) tomó en brazos a la amada hija de Zahra (P), acercando su rostro al de ella y, conmovido, comenzó a llorar. Sorprendida por esta reacción, Fátima (P) preguntó: "Padre mío, ¿por qué llora?".

El Mensajero de Dios (PBD) respondió: "Lloro porque, tras mi partida, esta amada hija mía enfrentará un destino doloroso. He sido testigo de sus futuras tribulaciones, de cómo acogerá grandes calamidades con los brazos abiertos, por la complacencia de Dios".

En medio de silenciosas lágrimas y besos a su amada nieta, a veces apartaba la mirada y contemplaba el rostro de la inocente niña, destinada a una gran misión. Fue entonces que dirigió su palabra a su hija Fátima (P): "Oh, parte de mi ser, luz de mis ojos, Fátima, quien llore por Zainab y sus pesares, recibirá la recompensa de aquellos que lloran por Hasan y Husayn, sus dos hermanos". (2)

 

Un Rostro Lleno de Lágrimas: La Visión del Futuro de Zainab (P)

Se ha narrado que tras el nacimiento de Zainab (P), Husayn (P), con apenas tres o cuatro años, se acercó al Mensajero de Dios (PBD) y le dijo: "Dios me ha concedido una hermana".

El Profeta (PBD) se sintió conmovido, pero tras unos instantes, la tristeza se reflejó en su rostro y comenzó a derramar lágrimas. Husayn (P) le preguntó: "¿Por qué está triste y llora?".

El Profeta (PBD) respondió: "Oh, luz de mis ojos, el secreto de esto te será revelado pronto".

Poco después, el ángel Gabriel descendió ante el Mensajero de Dios (PBD) y le informó: "Esta niña, Zainab, estará destinada a la aflicción y la tristeza desde el principio hasta el fin de su vida. Pronto experimentará el dolor de tu partida, luego el luto por su madre, y después la dolorosa pena por su hermano, el Imam Hasan (P). Pero lo más desgarrador será la amarga aflicción de Karbala, que encorvará su espalda y hará que su cabello se vuelva blanco prematuramente".

El Profeta (PBD) lloró desconsoladamente y, con el rostro bañado en lágrimas, lo acercó al de Zainab (P). La honorable Fátima al-Zahra (P), al ver la reacción del Profeta (PBD), le preguntó la razón. El Profeta (PBD) le reveló a Fátima (P) parte de las pruebas y tribulaciones que Zainab (P) enfrentaría en su vida. (3) (4)

 

Zainab (P): la Sabia de Bani Hashim

Zainab (P), la primogénita de Fátima (P), se destacó como la hija mayor después de los venerados Imames Hasan y Husayn (P). Su nombre, que significa "el ornamento de su padre" (derivado de "Zain" - adorno - y "Ab" - padre), reflejaba la profunda conexión y estima que su padre, el Imam Ali (P), sentía por ella. De hecho, tras su nacimiento, los creyentes solían referirse a los hadices transmitidos por el Imam Ali (P) como provenientes de "Abi Zainab" (el padre de Zainab), enfatizando su importancia en la familia del Profeta (PBD).

La Señora Zainab (P) fue honrada con diversos apodos que resaltaban sus virtudes y cualidades excepcionales:

Zainab Kubra (Zainab la Majestuosa): Este apodo servía para distinguirla de sus hermanas, nacidas de otras esposas del Imam Ali (P).

As-Siddiqa al-Suqra (La Veraz Menor): Un título que evocaba la santidad de su madre, Fátima az-Zahra (P), quien era conocida como "As-Siddiqa" (la dama veraz). Las innumerables similitudes entre madre e hija justificaron este noble apodo.

Aquila de Bani Hashim (Sabia de Bani Hashim): "Aquila" denota una mujer de gran dignidad, honor y conocimiento dentro de su comunidad, una descripción perfecta de la Señora Zainab (P).(5)

La sabiduría y el conocimiento de Zainab (P) fueron reconocidos incluso por su sobrino, el Imam Sayyad (P), quien, tras la tragedia de Ashura, se dirigió a ella con reverencia: "¡Tía! Tú, por la gracia de Dios, eres una erudita sin ser enseñada, y una sabia sin que nadie te haya explicado las cosas." (10)

Su erudición y comprensión de las leyes religiosas eran tan profundas que se dice que tenía una asamblea científica donde las mujeres se reunían para aprender. Estas cualidades excepcionales, inigualables entre las mujeres de su tiempo, elevan a Zainab (P) a una posición de eminencia y la convierten en un faro de conocimiento y fortaleza para la posteridad. (12)

 

Generosidad y caridad de Zainab (P)

La honorable señora Zainab (P) demostró una profunda sumisión a Dios. Aunque su esposo, Abdullah Ibn Ya'far, gozaba de una posición económica prominente en la ciudad, ambos dedicaron sus vidas al servicio de los demás, convirtiendo su hogar en un refugio para los pobres y necesitados. A pesar de su capacidad económica, la señora Zainab renunció a los lujos, optando por una vida sencilla y austera, buscando la complacencia divina.  Al conocer la misión de su hermano, el Imam Husain (P), solicitó el permiso de su esposo para acompañarlo en un viaje lleno de dificultades. En este camino de fe y sacrificio, Zainab (P) entregó a sus hijos y seres queridos,  ofreciéndolos como apoyo a su hermano, el Imam Husayn (P), en su lucha por la causa de Dios y buscando Su satisfacción.(13)

Se cuenta que un día, la humilde morada del Imam Ali (P) recibió a un invitado. El Imam, al regresar, inquirió a su esposa, Fátima (P): "Oh, Fátima, ¿hay algo para ofrecer a nuestro huésped?" Ella respondió: "Solo queda un pedazo de pan, la porción de nuestra amada Zainab." La pequeña Zainab (P), con la inocencia y la sabiduría que solo los elegidos poseen, escuchó atenta. Sin dudarlo, su voz se elevó: "Madre, ofrece mi pan al invitado. La paciencia, la soportaré con gusto." ¿Cómo comprender la inmensidad de un alma tan joven, que a la tierna edad de cuatro o cinco años, exhibía tal generosidad y desapego? Una mujer que entregó todo lo que poseía en el camino de Dios, incluso a sus hijos, tesoros más preciados que su propia vida, en el servicio del Altísimo. Una generosidad que trasciende la comprensión humana. (14)

 

 

Milagros de la Señora Zainab (P)

 

De la Enfermedad a la Sanación: La Promesa de un Libro sobre Zainab (P)

Fayz al-Islam narra:

Hace más de doce años, una enfermedad estomacal me postró, y los tratamientos médicos resultaron ineficaces. En busca de curación, emprendimos un viaje a Karbala, acompañados y asistidos por nuestra familia. Sin embargo, allí, mi salud empeoró aún más.

Un día, durante una visita a la ciudad de Nayaf, un amigo entre los peregrinos nos invitó a mí y a mis compañeros a su hogar. A pesar de mi enfermedad, acepté la invitación. En medio de la conversación, un erudito presente en la reunión compartió una enseñanza:

"Mi padre solía decir: 'Cuando te encuentres en necesidad, invoca a Dios Todopoderoso tres veces en el nombre de la Señora Zainab Kubra (P), y sin duda, Dios, el Exaltado, concederá tu petición.'"

Siguiendo este consejo, invoqué a Dios, implorando por mi curación. Además, hice un voto, comprometiéndome con mi Señor: si me recuperaba de esta enfermedad, escribiría un libro dedicado a la vida de la Señora Zainab (P).

Gracias a Dios, el Glorioso y Exaltado, mi salud se restableció en poco tiempo. Fue mi hija quien me recordó el voto incumplido. Entonces, implorando la ayuda y el éxito de Dios, el Exaltado, me dediqué a la escritura de este libro. (15)

 

La Ira de Zainab y la Venganza Divina

Tras la tragedia de Ashura, cuando las mujeres y niños cautivos de la familia del Imam Husain (P) fueron conducidos de Kufa a Sham, el camino los llevó a una montaña cercana a la ciudad de Alepo. En este lugar desolado, la dureza del viaje y la sed implacable cobraron una trágica ofrenda: el hijo de una de las mujeres cautivas fue abortado, marcando para siempre este sitio con el dolor de la pérdida. Hoy, un santuario llamado "Mashhad al-Siqt" (el lugar de la caída) rinde homenaje a esta desgarradora escena, un recordatorio perpetuo del sufrimiento padecido por la familia del Profeta (PBD).

Se narra que, en su búsqueda desesperada de agua y provisiones para los cautivos, la Señora Zainab (P) se acercó a una mina de cobre cercana, donde hombres trabajaban. Sin embargo, estos hombres, consumidos por el odio hacia Ahlul-Bait (P), no solo se negaron a ofrecer ayuda, sino que también profirieron insultos y maldiciones.

Ante esta cruel afrenta, el corazón de la Señora Zainab (P) se llenó de dolor. En un acto de divina intervención, maldijo a los hombres y a la mina, resultando en la completa destrucción de esta última.

Según otro relato, los mineros de cobre negaron incluso agua a la familia del Imam Husain (P), actuando con una crueldad despiadada que incluyó insultos y maltratos. En respuesta a esta inenarrable afrenta, la ira divina se manifestó: un rayo abrasador cayó sobre ellos, reduciéndolos a cenizas y consumiendo su miserable existencia. (16)

 

El Milagro del Silencio: La Victoria en Kufa

La polvorienta caravana de los cautivos de Karbalá se detuvo ante las imponentes puertas de Kufa. Un mar de rostros curiosos y sedientos de espectáculo se agolpaba, atronando con vítores y murmullos en una cacofonía ensordecedora. La confusión reinaba, y la voz de cualquiera, por poderosa que fuera, se ahogaría en el tumulto.

En medio de la multitud, la honorable Zainab (P) se erigió, su corazón henchido de dolor y su mente clara en su propósito. Debía romper el velo de la mentira y exponer la verdad sobre el sacrificio de Karbalá. Pero ¿cómo, en medio de este caos, podría su voz alcanzar los oídos del pueblo?

Con una profunda inspiración, invocó la fuerza del Wilayat, la conexión divina que la unía a su hermano, el Imam Husayn (P). Y entonces, con una voz que parecía a la de su padre, Ali (P), clamó: "¡Silencio!"

El efecto fue instantáneo y milagroso. El bullicio se desvaneció, los vítores se extinguieron. El retumbo de las herraduras sobre el empedrado, el tintineo de las campanas de los camellos, el murmullo de la multitud... todo se detuvo en un silencio sepulcral. Era como si el propio universo se hubiera detenido a escuchar.

En ese silencio absoluto, en medio de una expectación palpable, la señora Zainab (P) comenzó su sermón. Cada palabra, clara y resonante, penetró en los corazones presentes. Habló de la traición, del martirio, de la injusticia sufrida en las llanuras de Karbalá. Reveló la verdad, pintando con palabras vívidas el heroísmo de su hermano y la iniquidad de sus verdugos. La verdad, finalmente, se abrió paso en Kufa, gracias al poder de la fe y la fuerza inquebrantable de una mujer que, con la gracia de Dios, transformó el caos en silencio y la aparente derrota en una victoria de la verdad. (17)

El testimonio histórico revela que Zainab (P) demostró una paciencia excepcional durante la tragedia de Ashura. Esta virtud, posiblemente, fue el resultado directo de las palabras de su hermano, el Imam Hussain (P), quien, poco antes de su martirio, le encomendó: "¡Oh hermana mía, teme a Allah y busca consuelo en la gloria de Allah, y debes saber que la gente de la tierra morirá y la gente del cielo no sobrevivirá, y que todo es perecedero excepto la faz de Dios, el creador de la tierra." (18)

En la tarde de Ashura, tras la partida de su hermano, la honorable Zainab (P) se enfrentó a la desgarradora escena de los cuerpos mutilados de los mártires. A pesar de la profunda tristeza, no sucumbió a la desesperación ni demostró debilidad frente al enemigo. Consciente de que los opresores anhelaban cualquier señal de flaqueza en la familia del Profeta, al contemplar el cuerpo ensangrentado de su hermano, elevó su mirada al cielo y exclamó: "¡Oh Dios, acepta este sacrificio de parte de nosotros!" (19) Esta frase, llena de resignación y fortaleza, impactó al enemigo como un golpe demoledor.

Posteriormente, en la corte de Kufa, frente a la brutalidad de Ibn Ziyad, quien sarcásticamente le preguntó sobre su opinión acerca del destino de su hermano, Zainab (P) respondió con una firmeza inquebrantable: "No vi nada más que bondad y belleza en Karbala". (20)

 

Fuentes

1- Zainab Kubra, p. 139.

2- Muqimi, Muhammad, Discurso de Zainab Kubra (P), el pilar de la revolución del Imam Husayn (P), páginas 55-57,

3- Yazaeri, Sayyed Nur al-Din, al-Jasa'is al-Zainabiya, p. 155, Sepehr, Abbas Ali, Nasij al-Tawarij Zainab (P) p. 47

4- Sepehr, Abbas Ali, Nasij al-Tawarij Señora Zainab Kubra (P), vol. 1, pp. 45 y 46.

(5) Ayatola Makarem Shirazi, El mensaje del Imam Amir al-Mu'mini (Payame Emam); tomo 9; pág.234.

8- Rah Tushe Rahyane Nur, p. 258.

10- Maylisi, Muhammad Baqir, Bihar al-Anwar, vol. 45 p. 64.

12- Shirzane Karbala, p. 40

13- Mahal-lati, Zabihul-lah, Rayahin al-Shari'a, vol. 3, p. 63.

14- Mahal-lati, Zabihul-lah, Rayahin al-Shari'a, vol. 3, p. 64

15- Zainab Kubra, p. 4.

16- Mahal-lati, Zabihul-lah, Rayahin al-Shari'a, vol. 3, pp. 151 y 152.

17- La vida de Fátima Zahra y Zainab (P) p. 16

18- Ayatola Makarem Shirazi, Ashura: Raíces, motivaciones, eventos y consecuencias; Pág. 402.

19- Maqtal al-Hussein Muqarram; Pág. 307.

20- Ayatola Makarem Shirazi, Ashura: Raíces, motivaciones, eventos y consecuencias; Pág. 25.

 

 

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